El hecho de que se celebren elecciones europeas en el año que empezamos, 2024, me hace sentirme en la obligación de reflexionar y renovar mi compromiso con la democracia y con la cada día más necesaria autonomía estratégica de la Unión Europea, y su decisiva influencia global, precisamente como garante de un sistema basado en las libertades y el Estado de Derecho. Firmemente convencida de la utilidad global de la Unión y de la fortaleza de las instituciones comunitarias, reivindico abiertamente su crucial importancia en un mundo cada vez más global y complejo. Efectivamente, tenemos seis meses por delante hasta la convocatoria para medir nuestro euroescepticismo o felicitarnos por el euroentusiasmo. Permanecemos en un contexto internacional marcado por un panorama de policrisis, en el que la incertidumbre y los conflictos bélicos siguen plenamente vigentes. Un escenario de geopolítica tan complejo como apasionante, en el que “ser alguien” es cada día más urgente.
Hablando de Europa, ¿hay razones para ese entusiasmo europeo en España? Mi opinión es que sí y mucho más ahora que cerramos un año en el que nuestro país ha presidido el Consejo de la UE, este semestre. Aprovecho para rescatar un interesante artículo del Real Instituto Elcano, que hace algunos meses compartía por primera vez su decálogo de cara a la Presidencia española del Consejo, sin entrar en sus detalles de su recomendable lectura. Se han celebrado en nuestro país nada menos que 27 consejos informales en nuestras capitales de provincia. En este último mes seguimos concretando flecos de calado: como si habrá o no Pacto de Migración y Asilo bajo Presidencia española; si hay o no avances sobre la Ley de Restauración de la Naturaleza; sobre las Transiciones Ecológica o Digital o, incluso, seguimos muy pendientes de la modificación intermedia del Marco Financiero Plurianual, es decir, del presupuesto a largo plazo de la UE.
Más aún. En estos días estaremos saliendo de la duda respecto a si en esta IX Legislatura del Parlamento Europeo, tal y como se presuponía, habrá declaración solemne de la Presidencia española sobre la reforma de los Tratados, o directamente una convocatoria de Convención a tal fin. Todo quedará despejado el 12 de diciembre, toda vez que, en el orden del día, la Presidencia Española ha incluido en el Consejo de Asuntos Generales el asunto de la reforma y Charles Michel, presidente del Consejo, tendrá que decidir si lo incluye o no en el último Consejo Europeo de la Presidencia Española, los días 14 y 15 de diciembre, o si lo deja para la gloria de la presidencia de su país, Bélgica, última antes de las próximas Elecciones Europeas de 8 de junio del 2024.
Recordar brevemente como hemos llegado hasta aquí puede ser ilustrativo del complejo sistema de toma de decisiones que nos hemos impuesto, que -todo hay que decirlo- da lugar a fundamentadas críticas.
Todavía sin superar los efectos de la emergencia sanitaria causada por la COVID-19, el 10 de marzo de 2021, las instituciones de la Unión pusieron en marcha la Conferencia sobre el Futuro de Europa (COFUE). La COFUE fue, entonces, una iniciativa conjunta del Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión Europea, destinada a escuchar a los europeos y brindarles la oportunidad de expresar su opinión a través de una serie de diálogos y deliberaciones dirigidos por la ciudadanía. Fue el Día de Europa, el 9 de mayo de 2022, cuando la Conferencia concluyó sus trabajos, que se concretaron en 49 propuestas, algunas de las cuales requieren modificaciones de los Tratados de la Unión.
Desde entonces ha habido actuaciones en el seno de la Eurocámara, quienes el 9 de junio de 2022 aprobaban una Resolución sobre la convocatoria de una convención para la revisión de los Tratados. Al mismo tiempo, la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo comenzó a elaborar informes de propia iniciativa relativos a estas modificaciones y la aplicación de las llamadas “cláusulas pasarela” en los Tratados de la Unión. Por fin, el 23 de noviembre de 2023, en un contexto de desafíos sin precedentes y múltiples crisis, la Eurocámara se expresó mayoritariamente abogando por reformas que mejoren la capacidad de la UE para actuar y reforzar la opinión de la ciudadanía.
Entre otras, merecen ser destacadas las siguientes: Un sistema más bicameral y menos bloqueos en el Consejo mediante la toma de decisiones por mayoría cualificada y mediante el procedimiento legislativo ordinario; derecho pleno de iniciativa legislativa y un papel colegislador del Parlamento para el presupuesto a largo plazo; revisión de las normas de composición de la Comisión (renombrada como «el Ejecutivo europeo»), incluida la elección de su presidente o presidenta (con inversión del proceso actual), la limitación del número de comisarios a quince (con un sistema de rotación entre los Estados miembros), dando libertad al presidente o presidenta para elegirlos en función de las preferencias políticas, garantizando al mismo tiempo el equilibrio geográfico y demográfico; los eurodiputados también abogan por un mecanismo para censurar a comisarios individualmente, y no de forma colegiada, la única opción ahora; más transparencia en el Consejo mediante la publicación de las posiciones de los Estados miembros sobre cuestiones legislativas y, por último, dar más voz a la ciudadanía mediante la obligación de que la UE cree mecanismos de participación adecuados y otorgando un papel más importante a los partidos políticos.
Asimismo, y en paralelo, la Comisión Europea elaboró las primeras líneas de acción sobre las propuestas que entraban dentro de sus competencias hace solo un año en su Comunicación «Transformar la visión en acciones concretas». Cuatro de las cinco nuevas iniciativas anunciadas en el programa de trabajo para 2023 forman parte del seguimiento de la Conferencia por parte de la Comisión. Y otro legado importante de la Conferencia es la integración de la democracia deliberativa en la elaboración de las políticas de la UE. Ya se han celebrado tres paneles de ciudadanos de nueva generación, que formulan recomendaciones con vistas a determinadas iniciativas de la CE sobre el desperdicio de alimentos, el mundo virtual y la movilidad en el aprendizaje en el extranjero.
Como les decía al principio de mi reflexión, ahora que la Comisión Europea viene ejecutando el mandato de la COFUE en acciones concretas, y que la mayoría de los eurodiputados han reiterado su llamamiento a modificar los Tratados de la UE y han pedido al Consejo que, con carácter inmediato y sin deliberación, presente al Consejo Europeo las propuestas expuestas, corresponde a los jefes de Estado o de Gobierno de la UE establecer una convención, y que se produzca una decisión al respecto. Se espera que la Presidencia española presente las propuestas al Consejo Europeo este mismo diciembre.
El 8 de junio de 2024 tendrán lugar las Elecciones al Parlamento Europeo. Tener a mano la mejor información será la mejor guía o manual para acertar en nuestras decisiones. No tengo dudas del valor para ello de las newsletter de dos instituciones como el Real Instituto Elcano o del Movimiento Europeo, que les invito a seguir. Quiero felicitar a sus equipos y, sobre todo, animarles a seguir generando ilusión por nuestro importante futuro. Bravo, cuentan con todo mi reconocimiento, aliento y los sigo.
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