Fue en junio del año 2015 cuando tuve el placer y el inmenso honor de asistir en Madrid al acto de imposición de la Real Orden al Mérito Civil a la tinerfeña África Fuentes, por su sobresaliente y altruista labor, dentro de un listado de 38 brillantes hombres y mujeres que fueron condecorados por el rey Felipe VI con ocasión del primer año de su reinado.
En estos días, esta mujer ejemplar ha sido nuevamente condecorada, en este caso por el Cabildo Insular de Tenerife, que en un acto sencillo y emotivo ha reconocido su gran aportación ciudadana, su entrega decidida a los demás en las circunstancias más difíciles, nombrándola Hija Ilustre de Tenerife.
Lo decía Felipe VI hace casi dos años, y Carlos Alonso, presidente de la primera Corporación de la Isla, volvía a recordarlo: “Personas como África Fuentes hacen grande a nuestro país con su conducta ejemplar”. Fueron las mismas palabras que dijo nuestro rey cuando valoró su trabajo como madre de familia y voluntaria en nuestros barrios de Cuesta de Piedra, García Escámez y Somosierra.
África es única. Por su sencillez y naturalidad, pero también por la fuerza de sus convicciones y sus férreos valores, tiene el don de ganarse la atención de todos. Esa verdad y desparpajo hizo que destacara en su día ante el rey de todos los españoles, la misma que volvió a emocionar a los presentes en el Salón Noble de nuestro Cabildo.
Seguramente quienes leen estas líneas han oído hablar de África, de sus campañas de recogida de ropa y alimentos, de sus iniciativas y actividades benéficas, pero muy pocos saben de la dureza de las condiciones en que se desarrolló buena parte de su vida.
Nació en La Laguna, la segunda de siete hermanos, en una época de posguerra que fue especialmente dura para esta isla. Siendo una niña se trasladó a vivir con su madre a Santa Cruz de Tenerife, donde estuvo al cuidado de la familia. Se casó muy joven, con apenas 13 años, y comenzó a trabajar para sacar adelante a sus siete hermanos y a seis hijos. Debido a una grave enfermedad dejó de trabajar, pero entregó su vida a atender a su comunidad.
En los años 90 fundó el Comedor del Amor en Cuesta Piedra, donde intensifica su vocación de servicio. Equipó un salón social donde repartía comida a los vecinos y atendía a personas sin recursos, toxicómanos, madres solteras? Siguió ayudando con el mismo empeño a muchas familias de toda la Isla durante los años posteriores, pero hace unos años la realidad de su barrio, Somosierra, le movió a fundar una sociedad de beneficencia.
Tras encontrar a un padre y su hija rebuscando en un contenedor de basura, tomó la decisión de fundar la Sociedad Sociocultural García Escámez y Somosierra, que reparte alimentos, ropa y enseres a centenares de familias. También organiza festivales y recogidas de juguetes.
Empezó solicitando comida en establecimientos cercanos, y ese carácter luchador y decidido le ha llevado a comprometer a grandes superficies, y a extender su labor de voluntariado a otros ayuntamientos, donde muchas personas sin recursos reciben apoyo.
Cada día recoge el fruto de ese desvelo hacia los demás en forma de admiración, del cariño sincero de todo aquel que la conoce. Su ejemplo me reafirma en mis creencias más profundas, y en mi convencimiento de que la solidaridad está implícita en el carácter de nuestros vecinos.
Hablar de África Fuentes es hablar de esa solidaridad y es hablar de Santa Cruz, una ciudad en la que somos muy afortunados de tener innumerables ejemplos de entrega y trabajo en el ámbito civil.
Tanto en el Palacio Real, en nuestro Cabildo, como en las instalaciones de su asociación, esta tinerfeña ilustre, nuestra querida África Fuentes hace honor a los títulos que luce con orgullo nuestra capital, la Muy Leal, Noble, Invicta y Muy Benéfica Ciudad, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
Recent Comments