Desde 2006, dos ediciones consecutivas del Plan de Acción para África, concebido en el peor momento de la llamada “crisis de los cayucos”, han priorizado los intereses de nuestro país en el acelerado desarrollo de un continente que despierta lentamente al siglo.Después de más de una década, Casa África se ha revelado como el instrumento definitivo para promover una relación comercial estable con nuestros vecinos.
Lo que inicialmente era un plan humanitario para prevenir la inmigración a través del desarrollo, se ha ido articulando a partir de acciones transversales que en el III Plan África se sintetizarán en cuatro objetivos: Paz y seguridad; crecimiento económico más allá de las ayudas; fortalecimiento de las instituciones y políticas democráticas y una ordenación de los flujos migratorios a través de la movilidad ordenada y sostenible.
La red diplomática española es la cuarta en importancia entre los países de la Unión Europea. Al diálogo político se han de unir otros factores que el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis, destacaba recientemente: “La diplomacia no sólo la ejercen los gobiernos”. También la desempeñan los agentes económicos y las empresas.
Como dato, Nigeria será en pocos años el tercer país más poblado del planeta, y en 2100 casi la mitad de los menores de 25 años en el mundo habrán nacido en África, que crece muy por encima de la media global.
En este pujante mercado de 53 países, España tiene que ser punta de lanza. De entrada, según un estudio de 2014, más de medio millón de africanos están aprendiendo nuestro idioma, la mayoría en la zona subsahariana. Y es gracias a la admiración y respeto que allí despertamos.
Si bien el gran reto es la seguridad y la lucha contra la pobreza, o la incorporación de la mujer a todos los ámbitos de la sociedad, se opera en áreas como desarrollo rural, salud y alimentación, o desalación del agua, parcelas en las que Canarias acumula décadas de trabajo.
Más de 20.000 empresas exportan a África y unas mil están asentadas allí. No es extraño que sea Canarias una de las regiones europeas donde más se nota esa acción. En los últimos años se ha convertido en el segundo destino de nuestras exportaciones.
Podemos hablar del trabajo desarrollado en Cabo Verde o Camerún, con una apreciable presencia de las islas, especialmente en los sectores turístico y pesquero, o nuestra experiencia en las energías renovables.
Según el portal www.africainformarket.org, 67 empresas canarias están establecidas en Marruecos, 74 en Cabo Verde y 27 en Mauritania, y desarrollan su labor en sectores tan dispares como la construcción, consultoría, alimentación y hasta servicios de limpieza. Hasta 31 entidades canarias están operando en el ámbito del turismo.
Canarias es una región ultraperiférica de reducido tamaño, y lo mismo que hasta cuatro oleadas migratorias de canarios eligieron Venezuela para establecerse a lo largo del siglo XX, hoy es África el territorio que nos brinda mayores oportunidades. Pero de una huida por cuestiones de imperiosa necesidad hemos pasado a un proceso de expansión económica.
Los programas de Movilidad y Vecindad de la Unión Europea así lo han comprendido, y priman nuestro papel como laboratorio para estudiar las migraciones, y su implicación en ámbitos como el educativo y el sanitario entre otros. En una palabra, como puente hacia África.
Hay muy variadas de líneas de ayuda para estos profesionales que van abriéndose hueco, pero habrá que pensar en cómo las universidades pueden despertar en nuestros jóvenes la inquietud por acercarse al vecino continente como una oportunidad, que también redunde en el desarrollo futuro de su población.
Resaltamos nuevamente el papel de Casa África, presente en las conversaciones para la elaboración de este III Plan que conoceremos en breve, y que ha de potenciar la internacionalización de empresas de Canarias.
Tenemos allí un enorme potencial de crecimiento. Parafraseando nuevamente al ministro Dastis, “África es un tren en marcha hacia su propio futuro, y quien no quiera darse cuenta, se quedará en tierra”.
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