“A Coalición Canaria le digo que no cuenta con nuestra confianza a día de hoy, pero también le digo al Partido Socialista y a Nueva Canarias que no cuenten con nosotros para operaciones de asalto al poder con ánimo de venganza y revancha”. Con estas palabras, pronunciadas en el pleno extraordinario del pasado jueves, la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Australia Navarro, dejó claro cuál es la posición de nuestro partido ante el escenario político que le está tocando vivir a Canarias desde el pasado 23 de diciembre.
Ese día, el presidente del Ejecutivo autonómico, Fernando Clavijo, anunciaba el cese de los consejeros del PSOE, y casi un mes más tarde comparecía en el Parlamento para explicar esta decisión y para definir la hoja de ruta de su gobierno ahora en minoría. Una cita que también sirvió para que los demás grupos políticos escenificaran cuál será su posición a partir de ahora.
Si algo quedó claro ese día es que hemos perdido un año y medio en disputas internas entre los que hasta hace menos de un mes eran socios de gobierno. 18 meses donde ha primado más el orgullo político que los problemas de los canarios. Aquellos mismos que decían que estábamos ante el mejor pacto para Canarias han desprestigiado y desestabilizado nuestras instituciones, abocándonos a una ingobernabilidad sin precedentes. Y de aquellos polvos, estos lodos.
La realidad es que Clavijo expulsó a los socialistas sin tener una alternativa real y hoy, como bien apuntó mi compañera Navarro, preside un barco sin destino conocido. A partir de este momento, le toca asumir con responsabilidad su orfandad, consensuar una nueva agenda política y volver a poner los intereses de los canarios como prioridad.
Con esta frágil minoría, ahora se sienta enfrente otro partido de la oposición: el PSOE. Pero no nos engañemos. Ellos también han sido corresponsables de esta situación, pues no sólo llevaban año y medio cogobernando sino que además el anterior Ejecutivo también estuvo apoyado por los socialistas. Por tanto, quién lleva más de 5 años sustentando a Coalición Canaria tampoco puede hacer borrón y cuenta nueva en 27 días y presentarse como el cambio que necesita nuestra tierra.
De ahí que el Partido Popular haya insistido en la idea de que a partir de ahora tiene que producirse un cambio de rumbo y otra forma de hacer política basada en la búsqueda de consensos. Y para ello hemos ofrecido diálogo a unos y a otros, y nuestro ofrecimiento para lograr todo tipo de entendimientos y situar a Canarias y a su gente en el centro de la agenda política.
Nuestras principales propuestas son de sobra conocidas porque no nos hemos cansado de presentarlas y reclamarlas cada vez que tenemos ocasión. Una reforma fiscal, reduciendo del 7 al 5 por ciento el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC); un programa de respaldo a nuestros sectores productivos, con especial incidencia en autónomos y emprendedores; la puesta en marcha de una nueva Ley de Servicios Sociales; un plan de choque contra las listas de espera sanitarias o la aprobación de la Ley del Suelo, que tendría repercusión hasta en nuestra agricultura y ganadería.
En resumen, si quieren hablar de progreso económico, de empleo y del bienestar de los canarios estamos dispuestos a dialogar porque urge salir de este tiempo muerto en el que unos pocos, que fueron mayoría, nos metieron. Creo que la posición del Partido Popular de Canarias ha quedado suficientemente clara.
Ahora más que nunca comienza el tiempo del entendimiento y de los acuerdos. A partir de este momento no debemos mirar atrás porque bastante tiempo hemos perdido. Ahora toca que todos los partidos políticos seamos generosos y coherentes para conseguir los mejores logros para Canarias.
Bajo estas premisas mantenemos nuestra decisión de hablar con todos porque como decía Napoleón, en política hay que sanar los males, jamás vengarlos. Cuenten con nosotros para ofrecer estabilidad al Gobierno de Canarias y seguridad y certidumbre a los canarios. Ese ha sido nuestro objetivo y no lo hemos cambiado.
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