Hace tres días, y como cada 9 de mayo, hemos conmemorado el Día de Europa, una fecha que coincide con el aniversario de la histórica Declaración Schuman, un discurso pronunciado en París en 1950 y donde el ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, expuso su idea de una nueva forma de cooperación política en Europa que hiciera impensable un conflicto bélico entre las naciones europeas.
Esa idea era la de una institución europea que mancomunara y gestionara la producción de carbón y acero. Justo un año después se firmó el Tratado por el que se creaba dicha institución y que es considerada la semilla de lo que hoy conocemos como Unión Europea.
Lo cierto es que la historia nos ha demostrado que Robert Schuman tenía razón y 69 años después los europeos hemos construido el mayor espacio de paz, libertad y prosperidad de toda la historia de la humanidad.
En 2012 la Unión Europea fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz debido a su incansable labor en aras de la democracia y los derechos humanos, tanto en Europa como en el resto del mundo. Y nuestro peso en el escenario mundial queda avalado por el hecho de que los países miembros representan el 24 por ciento de la economía mundial, lo que hace que la UE sea una de las mayores economías del mundo, con un tamaño similar al de la economía de Estados Unidos.
Todos conocen mi vocación europeísta. Soy una firme defensora de la idea de que nuestro presente y futuro dependen de la construcción de este proyecto comunitario, solidario y de cohesión territorial y ciudadana, que nació bajo el lema “Unida en la diversidad”, como una forma de hacernos ver que esta unión, amén de respetar y valorar las culturas, tradiciones y lenguas del continente, pretende lograr un desarrollo equilibrado y sostenible, favoreciendo la integración económica en el conjunto de la UE.
Pasé cinco años de mis comienzos profesionales estudiando y trabajando en Bruselas. Soy Vicepresidenta del Consejo Canario del Movimiento Europeo y además portavoz en la Comisión de Asuntos Europeos y Acción Exterior.
Desde todas estas responsabilidades, y otras que he tenido la suerte de asumir, he hecho una tarea de pedagogía para divulgar la importancia que tienen las políticas europeas en nuestro día a día y cómo numerosas obras públicas e infraestructuras, nuestros transportes o nuestro sector agrario y pesquero se han beneficiado de nuestra integración en la Unión Europea.
También me uní como voluntaria a la campaña que la Oficina del Parlamento Europeo en España desarrolló para aumentar la participación en las próximas elecciones del 26 de Mayo y envié una carta a todos los alcaldes de Canarias y presidentes de Cabildos invitándolos a organizar cualquier iniciativa que sirviera para explicar que este gran patrimonio que juntos hemos construido ha sido posible gracias a las unidad de los europeos y a los valores que compartimos.
Ya lo explicó el eurodiputado británico Richard Ashworth en su apasionado discurso ante el Parlamento Europeo cuando afirmó que durante 25 años, ningún primer ministro británico explicó al pueblo qué era Europa. Nunca se hicieron responsables de las decisiones del Consejo Europeo. Por eso, la prensa británica ha hecho una campaña de 20 años marcada por las mentiras. A raíz de ello, Reino Unido es una nación dividida como nunca y tiene un Parlamento en crisis. El Brexit es un toque de atención para la ciudadanía europea: es la generación con un periodo más largo de paz y prosperidad. No lo den por sentado. Valórenlo, luchen por ello y defiéndanlo cada día.
No puedo estar más de acuerdo con estas palabras. Por eso les pido que el próximo 26 de mayo, cojan la papeleta que cojan, lo hagan pensando en aquellos que dicen sí a este gran proyecto.
En las próximas elecciones tiene que perder el euroescepticismo y la eurofobia y debemos hacer que gane la participación y la UE. Mantengo el orgullo y la esperanza.
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