La próxima semana debatiremos en primera lectura el Proyecto de Ley de los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de 2017 en el Parlamento de Canarias, pero ya el Partido Popular los ha analizado y las conclusiones que hemos sacado no son nada halagüeñas.
Tanto el presidente del Grupo Popular, Asier Antona, como la portavoz, Australia Navarro, junto a mi compañero diputado Jorge Rodríguez, comparecieron en rueda de prensa para ofrecer nuestra impresión de un proyecto que parece más un ajuste de cuentas para salvar el pacto que para ocuparse de los problemas de los canarios.
Lo hemos dicho y lo hemos repetido hasta la saciedad: la política fiscal, económica y presupuestaria del Gobierno de Canarias se ha caracterizado hasta ahora por recaudar mucho y gestionar poco, una mezcla dañina que deteriora la calidad de vida de la gente, provoca el colapso de los servicios públicos esenciales y reduce la capacidad de nuestra economía para generar empleo.
A grandes rasgos podemos decir que este proyecto de ley no aporta soluciones para la lucha contra el paro, no articula medidas para la creación de empleo, no apoya de manera decidida la actividad de los autónomos y de pequeñas y medianas empresas ni impulsa un verdadero cambio del modelo productivo.
Pero lo peor, y de ahí nuestro anuncio a una enmienda a la totalidad, es que estas cuentas son tramposas, pues no es cierto que este Presupuesto sea el que más crece en los últimos años, hasta un 4 por ciento, tal y como anunció la consejera de Hacienda, Rosa Dávila. Es más, el pasado año dijo exactamente lo mismo cuando el aumento era superior a un 5 por ciento. Esto son números y los números no engañan, aunque alguno pretenda hacerlo.
La otra mentira tiene que ver con las inversiones, que no crecen un 31,2, sino un 7 por ciento, ya que la Consejería de Hacienda, aunque parezca increíble decirlo, duplicó en su contabilidad los Fondos del Desarrollo de Canarias (FDCAN), confundiendo así a la opinión pública y exagerando el esfuerzo inversor anunciado.
Y otro de los engaños lo encontramos en las previsiones del mercado laboral. El Ejecutivo autonómico anuncia que se crearán 50.000 nuevos empleos, mientras el Proyecto de Presupuesto prevé solo 16.500. Volvemos a fijarnos en los números, y cuando estos hablan ponen en evidencia que la diferencia es abismal.
Estas tres falsedades sobre el crecimiento del presupuesto, la inversión y el empleo son razones más que suficientes para poner en duda el rigor y la credibilidad de unas cuentas públicas que sólo pueden clasificarse de tramposas, y que creemos que tienen que ser devueltas para exigir su corrección y depurar las responsabilidades políticas que correspondan.
A cambio de estas mentiras encontramos grandes verdades como el afán recaudatorio del Gobierno de Canarias, que desde el año 2010 ha visto cómo sus ingresos fiscales han aumentado hasta el 53 por ciento -contando todos los impuestos-, lo que se traduce en 906 millones, a los que hay que sumar las transferencias del Estado para el próximo año, que crecen en más de 123 millones con respecto a 2016.
Pues pese a ello, y mientras la recaudación de impuestos y las transferencias recibidas aumentan, el Ejecutivo Autonómico sigue dando la espalda a los sectores productivos, que sólo cuentan con una subida de 11,5 millones. Si a esto le añadimos que la prioridad tampoco son los servicios públicos, como la Sanidad o la Dependencia, ya que las partidas que más crecen son Cooperación y Relaciones con el Exterior, Cultura y Deportes y Radiotelevisión Canaria, estamos ante unas cuentas que ignoran no sólo el futuro, sino también el presente de nuestra tierra.
Seguiremos defendiendo que los Presupuestos de Canarias para 2017 deberían marcar un nuevo rumbo en la gestión del Gobierno, donde la prioridad sea resolver los verdaderos problemas de los canarios, apostando por la sostenibilidad de los servicios públicos fundamentales, así como por la competitividad, el crecimiento económico y el empleo.
Lástima de cuentas.
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