Nunca una carta había dado tanto de que hablar. Cuatro folios que han servido para que muchos saquen su artillería ante las próximas elecciones del 26 de junio. Incluso el debate ha llegado al Parlamento de Canarias de la mano de Nueva Canarias, que ha solicitado la comparecencia de la consejera de Hacienda del Gobierno autonómico.
Me refiero a la carta que Mariano Rajoy ha enviado a Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, en el contexto de las negociaciones que el Gobierno en funciones de España estaba llevando a cabo en el marco del semestre europeo y del procedimiento del déficit.
Aunque a algunos no les guste, el diálogo es la forma habitual de trabajo en estos procedimientos: el Gobierno habla con la comisión, a todos los niveles, para darle a conocer las circunstancias y acontecimientos relevantes de cara a que esta se forme la opinión más ajustada posible antes de hacer públicas sus recomendaciones en mayo.
Y mientras el Gobierno, aunque en funciones, sigue trabajando, otros han utilizado estas circunstancias para hacer política. Por eso, y para que nadie los manipule, les invito a leer la carta en su totalidad, que sí han reproducido algunos medios de comunicación y que está publicada en varias ediciones digitales.
Así podrán comprobar que lo primero que hace Mariano Rajoy es recordar la transformación que en los últimos cuatro años ha experimentado nuestra economía, que ha pasado de ser un problema para la estabilidad de la Unión Europea y Monetaria, a aportar dicha estabilidad al euro, a crecer y a crear empleo.
Hoy, gracias al esfuerzo de la sociedad y a las políticas del Gobierno del Partido Popular, nuestro país ha recuperado credibilidad y reputación a nivel mundial. Tras tomar las decisiones necesarias para sacar a España adelante, la situación económica mejora a pasos agigantados.
Conviene recordar cómo estábamos a finales de 2011 y cómo estamos ahora. Dejamos atrás la recesión, sorteando un rescate, y hemos vuelto a la senda del crecimiento y el empleo, con un millón de puestos de trabajo creados en los dos últimos años. Este es el resultado de cuatro años de buenas políticas.
Atrás queda aquel 12 de mayo fatídico de 2010 en el que el PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, realizaba el mayor recorte social de la historia, congelando las pensiones y los salarios a los funcionarios públicos. Por si eso fuera poco, dos años después la propia oficina comunitaria, Eurostat, certificaba que el déficit público se había desviado del 6 al 8,5 por ciento, fijándose en 25.000 millones.
Pero además de esto, heredamos otros pufos como el financiero, con 62.000 millones; el sanitario, con 16.000 millones; el de infraestructuras, con 20.130 millones; el eléctrico, con una deuda de 24.000 millones, o el de las empresas públicas, que alcanzó los 56.000 millones. Así que, como ven, los que destruyeron 3,5 millones de empleos y se desviaron 2.5 puntos del déficit pocas lecciones pueden dar.
A nosotros nos tocó arreglar el desaguisado que otros dejaron, y que son los mismos que ahora sólo se ponen de acuerdo para gastar más y volver a arruinarnos. Frente a esto, Mariano Rajoy certifica en su carta su compromiso con la permanencia de España en el euro y, por tanto, con sus reglas.
De ahí que les vuelva a insistir que el #26J nos jugamos volver al pasado o seguir creando empleo, dejando el déficit excesivo por debajo del 3 por ciento en 2017, y parece que solo Mariano Rajoy está dispuesto a cumplir algo tan importante para Europa y para cada uno de los canarios.
No podemos desaprovechar lo que hemos avanzado y que nos está llevando a conseguir unos logros que hace tan sólo dos años parecían impensables. España no necesita un presidente que venga a aprender, sino que persevere en las políticas que nos han dado buenos resultados. Nuestro país no está para experimentos ni para bromas, y en eso espero que estemos todos de acuerdo.
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