Se llama King: el nombre se lo pusieron los voluntarios de la ONG Sara, en Lanzarote, responsables de haberle salvado la vida. Algunos desaprensivos intentaron matarlo a golpes en el Volcán de la Corona el pasado 28 de febrero. Los quejidos de este perro hicieron que una pareja que estaba por la zona se acercara a ver qué pasaba, y gracias a esto, hoy King empieza a recuperarse de sus graves heridas.

He leído muchos comentarios lamentando que haya tenido que pasar lo de King para que nos interesáramos por este tema. No pretendo justificarme, pero quiero explicar que la primera reunión que mantuve con diversas protectoras de animales fue el pasado 20 de enero, mucho antes de este cruel acto. Y la Proposición No de Ley (PNL) que defendí en el último Pleno del Parlamento de Canarias sobre Bienestar Animal, fruto del trabajo de estos encuentros, fue registrada el 17 de febrero. Pero ya en septiembre, todos los grupos aprobamos una PNL, presentada por el PSOE, y el Ejecutivo Autonómico hizo caso omiso.

Y lamentablemente King no ha sido el primer caso. Hablo de Ayosa, una podenco que fue rescatada en San Juan de La Rambla, o de Vela, una pastor alemán que fue encontrada en 2007 en un contenedor en Araya en un estado atroz y que gracias al cuidado de Addanca (Asociación de Defensa de los Derechos de los Animales) también logró salvar su vida. Este último caso fue especial porque supuso el primer juicio en Canarias por un delito de maltrato a un animal de compañía en 2012.

Con estos ejemplos, quiero poner de relieve que la Ley 8/1991, de 30 de abril, de protección de los animales, que establece las normas para la protección de los animales domésticos y la regulación específica de los animales de compañía, no sólo no es que ya esté obsoleta, sino que, en ocasiones, provoca un vacío legal en cuanto al tema que nos ocupa.

Y las cifras están ahí para recordárnoslo. Estamos entre las cuatro comunidades autónomas con mayor índice de abandono y maltrato animal. Las protectoras estiman que al año se pueden abandonar alrededor de 15.000 animales de compañía en Canarias. O lo que es lo mismo, 41 diarios. Ante tamaña cifra es lógico que ayuntamientos, cabildos, asociaciones y albergues se vean desbordados ante esta problemática y que, en muchos de los casos, no sepan cómo actuar.

De ahí que la primera medida de esta PNL sea que se cree la figura de una Autoridad de Bienestar Animal, dentro del seno de la Dirección General de Ganadería, que colabore y trabaje con Cabildos, Ayuntamientos, Cuerpos de Seguridad, asociaciones y/o federaciones de protectoras de animales, colegios profesionales y organismos competentes en la materia, en la inspección, previa denuncia, en caso de maltrato o enfermedad de animales.

Así, estaríamos ordenando desde lo institucional y determinando quién tiene las competencias en todos los niveles (autonómico, insular y local) que impulse y refuerce cualquier acción que evite el maltrato y proteja a nuestros animales. De ahí que también solicitemos que se colabore con los ayuntamientos para promover campañas de esterilización y concienciación sobre los derechos de los animales.

Pese a que la propuesta fue aprobada por unanimidad, soy consciente de que este es un documento de mínimos frente a las medidas que demandan las asociaciones y protectoras de animales, pero también considero que para hacer camino hay que dar pequeños pasos.

No quiero dejar pasar la oportunidad de volver a agradecer el trabajo que realizan asociaciones como ADEPAC (Asociación de Defensa y Protectora de Animales de Canarias), la PMA (Asociación Canaria Plataforma contra el Aaltrato Animal) o FECAPAP (Federación Canaria de Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas), no sólo por la ayuda que nos han prestado para esta iniciativa, sino por la labor altruista que llevan haciendo siempre a favor de los animales.

Debemos ir avanzando y actualizar esta ley desde el consenso, y mi partido está dispuesto a hacerlo.

Entre todos tenemos que conseguirlo. #NoalMaltratoAnimal