“No dejes de intentar hacer algo que realmente quieres hacer. Donde hay amor e inspiración, no creo que te puedas equivocar”. Esta frase de Ella Fitzgerald, la gran voz femenina del jazz, creo que resume a la perfección el tema del que quiero hablarles, o mejor dicho de la persona que hoy inspira estas líneas.

Siempre he defendido que la mejor manera de medir la validez de alguien no está en su género ni en su raza sino en su trabajo, en su dedicación y empeño. Esa es la cuota en la que creo. Y ella es un buen ejemplo de lo que digo porque se nota que ama lo que hace y disfruta con su labor a favor de la agricultura.

En este mundo rural, donde todavía existe una marcada diferencia entre los trabajos y los salarios entre hombres y mujeres – y así lo pone de manifiesto el estudio Diagnóstico de la Igualdad de Género en el medio rural, publicado por el Ministerio de Agricultura-, ella ha sabido hacerse un hueco hasta convertirse en la primera mujer que ocupa la presidencia de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias, ASAGA.

Pero antes de llegar ahí, Ángela Delgado Díaz ha dedicado parte de su vida al campo canario. No en vano, es hija y nieta de agricultores en un pueblo con bastante tradición como es San Miguel de Abona. Licenciada en Biología Agrícola, también es presidenta de la Sociedad Cooperativa San Miguel (CASMI) y de la Federación Provincial de Familias y Mujeres del Ámbito Rural (Amfar).

Mujer de grandes ideas siempre ha apostado por la concentración de la oferta a través del asociacionismo, la visión empresarial de la actividad agrícola y ganadera como un motor más de la economía de las islas y la profesionalización de los productores en la búsqueda de la competitividad.

Y lo va consiguiendo. Sólo basta ver el revulsivo que ha experimentado CASMI. Después de pasar algunos problemas, hoy es la cooperativa de hortalizas más importante de Tenerife, y la primera de Canarias en producción y comercialización de papas.

Ángela ha sabido devolver la ilusión al campo y a los agricultores, no sólo de San Miguel, ya que esta cooperativa se nutre de socios procedentes de La Orotava, San Juan de la Rambla, Vilaflor, Arico, Buenavista del Norte, Icod de Los Vinos, Tacoronte, Granadilla, Adeje, Guía Isora o Arona.

Así, las papas que se producen en la Isla se venden a diferentes superficies comerciales y supermercados y actualmente se comercializan entre 7 y 8 millones de kilos al año. Pero no sólo los tubérculos sino también las frutas, las hortalizas y los vinos se han convertido en productos de referencia en la Isla gracias a la labor que desempeñan los más de 600 socios, los 50 trabajadores directos y los más de 3000 indirectos, que día a día siguen luchando por nuestros campos.

No es de extrañar, por tanto, que el año pasado el Gobierno de Canarias haya querido reconocer su apuesta por el sector primario concediéndole la Medalla de Oro de Canarias. O que el pasado mes de mayo, la CEOE Tenerife haya reconocido su trayectoria profesional otorgándole el Premio Francisco Oramas Tolosa al Emprendedor, siendo nuevamente la primera mujer en recibirlo.

Ángela Delgado ha llegado hasta ahí sin necesidad de cuotas. Y aunque el camino seguro que no ha sido fácil lo ha atravesado junto a sus mejores armas: su trabajo a favor del campo canario, su carácter activo y su espíritu luchador.

El pasado mes de junio tuve la oportunidad de acompañarla a ella, y a más de 300 agricultores procedentes de toda la Isla, a la 39 asamblea de ASAGA que tuvo lugar en San Miguel de Abona. Y de su discurso de clausura me quedo con una idea. Decía que para vivir dignamente del campo es vital la unidad del sector agrario porque todos se necesitan.

No hace falta que te lo diga, Ángela, pero cuenta también conmigo para lograrlo.