Hoy todos los españoles tenemos una cita importante con las urnas, no en vano vamos a decidir quién nos gobernará, en principio, los próximos cuatro años. Más allá de lo que ustedes decidan, espero que todos los partidos que salgan elegidos sean respetuosos con aquellos símbolos que nos unen.

Sin entrar en debates ideológicos y partidistas, lo cierto es que cada estado cuenta con emblemas e insignias que los identifica como tal y que son elementos que aglutinan en un sentir común.

De esta legislatura en el Parlamento de Canarias que está por concluir me siento apenada por no haber podido defender una proposición de ley que presenté en este sentido para iniciar una campaña de difusión y conocimiento del Himno de Canarias y de su letra.

Cabe recordar que la Ley 20/2003, de 28 de abril, definió como Himno de Canarias el Arrorró de la obra Cantos Canarios de Teobaldo Power y Lugo-Viña, en la adaptación y con la letra que se propusieron, que habría de gozar de la misma protección que la bandera y el escudo de la comunidad autónoma.

De acuerdo con la citada ley, el Gobierno de Canarias definió los usos del himno, que habrá de ser interpretado en los actos oficiales de carácter público y especial significación, organizados por la comunidad autónoma y las entidades locales canarias, junto al himno de España.

Se ponía fin así a un periodo en que las Islas Canarias carecieron de una pieza de estas características que aglutinase la mayor acogida posible de los canarios. En los años de andadura autonómica habían sido infructuosos todos los intentos de resolver la cuestión, y se optó por resolverla en una Comisión de Estudio, constituida el 18 de abril de 2000, presidida por Nirva Macías e integrada por María Luisa Zamora, Manuel Martín Luis, Augusto Brito, María Dolores Rodríguez Flores, Consuelo Rodríguez Falero y Belén Allende.

Hasta setenta personas comparecieron desinteresadamente ante la Comisión para informar sobre los criterios que podían ser tenidos en cuenta a la hora de encontrar una obra que sirviese de elemento unificador. Destacadas personalidades de distintos ámbitos emitieron sus opiniones o el parecer de las entidades o colectivos que representaban.

Entre las opciones barajadas, la Comisión adoptó la opción de los Cantos Canarios, por su alta calidad artística y solemnidad, representativa de nuestra música tradicional y perfectamente identificable por cualquiera, y dio por terminados sus trabajos el 9 de mayo de 2002, recomendando que su adaptación, arreglo y letra se acordaran en un concurso público entre autores del archipiélago.

La adaptación de la partitura musical se llevó a cabo por los profesores Armando Alfonso López, Enrique Guimerá Corbella, José Miguel Mederos Rivero, Víctor Pablo Pérez Pérez, Daniel Roca Arencibia y Xavier Zoghbi Manrique de Lara, propuestos por los Cabildos Insulares de Gran Canaria y de Tenerife.

Toda vez que el concurso celebrado para la letra quedó desierto, se encomendó la tarea al músico Benito Cabrera, y a Juan José Falcón Sanabria las obras de armonización para distintas formaciones musicales.

El 30 de mayo de 2003, en el Parlamento de Canarias, y coincidiendo con la celebración del 20 aniversario de la Cámara y Día de Canarias, la Coral Polifónica de Santa Cruz de Tenerife interpretó nuestro Himno por vez primera en acto oficial.

La letra de Benito Cabrera es una verdadera poesía, un canto a la belleza y al sentimiento de ser canarios que rebosa lírica y pasea por parajes perfectamente reconocibles, poniendo en nuestro carácter, naturaleza, historia, cultura y tradiciones.

Dieciséis años después, pese a este loable esfuerzo y a que es interpretado en los actos oficiales junto al himno de España, su música y su letra no gozan del conocimiento suficiente entre la sociedad canaria, al mismo nivel que sí disfrutan tanto nuestro escudo como nuestra bandera.

Espero y deseo que en la próxima legislatura alguien rescate esta tarea pendiente, porque hablamos de un Himno del que todos los canarios debemos sentirnos orgullosos.