Con septiembre arranca el nuevo curso escolar y político. Algunos esperan que mi artículo en el periódico EL DÍA verse sobre los temas de moda del verano, como pueden ser las microalgas, los vertidos o la entrada en vigor de la Ley del Suelo, pero no será así.

Septiembre también nos trae algunas de las fiestas con más arraigo de las Islas, y hoy quiero dedicar estas líneas más a la tradición que a la política, a nuestra gente, a nuestros pueblos. Mi posición como vicepresidenta segunda del Parlamento de Canarias conlleva la función de representar a la institución en estas maravillosas demostraciones de fervor popular, y yo sirvo con mucho gusto, consciente del compromiso que asumo voluntariamente hacia una tierra que respira tradición y unidad.

Tuve el honor de acudir a los actos institucionales de la LVII edición de las Fiestas Colombinas, que se celebran en San Sebastián de La Gomera y están estrechamente vinculadas al mar. Como recordó el presidente del Cabildo insular, Casimiro Curbelo, cada 6 de septiembre se conmemora que este fue el último territorio europeo que pisó Cristóbal Colón antes de viajar a América, hace 525 años.

Fue un placer participar en el acto de homenaje a los emigrantes, inmigrantes y fallecidos en la mar que se celebró a bordo del buque “Tornado” de la Armada Española, así como presenciar la actuación musical del grupo Encantadoras o el acto institucional, que tuvo como conferenciante a Inocencio Arias, exembajador de España en Naciones Unidas.

Felicito a las instituciones de la isla y a todos los gomeros, que año tras año siguen participando de unos actos que reconocen el papel de La Gomera y de Canarias en el Descubrimiento.

Al día siguiente tuvo lugar la tradicional Bajada de la Virgen del Socorro en Güímar, considerada la romería más antigua del Archipiélago y declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Como cada año, congregó a miles y miles de asistentes que acompañan a la imagen desde la iglesia de San Pedro hasta la costa.

Tuve la oportunidad de acompañarlos en el recorrido inverso, la Subida de la Virgen, y a la misa que se celebró el viernes en el caserío de El Socorro. Agradezco al Ayuntamiento y a su alcaldesa, Carmen Luisa Castro, su cariñosa invitación a compartir con todos los güimareros su amor por esta tradición.

Mis sinceras disculpas a los habitantes de Gran Canaria, y con los vecinos de Teror, en particular, porque, tras varios años consecutivos asistiendo a la Festividad de la Virgen del Pino, esta vez no he podido participar de la celebración religiosa más importante de la isla. Confío en reencontrarme con ustedes el próximo año.

El pasado día 9 acompañé a los vecinos de Los Abrigos, Granadilla de Abona, en la festividad de San Blas, un entrañable encuentro y embarque que cada vez disfrutamos más no sólo los residentes, sino también los turistas que allí se congregaron.

Y, cómo no, la festividad de nuestro Cristo de La Laguna, a quien siempre acompaño en su día grande tanto en la misa como en la concurrida procesión posterior. Lamentablemente, este año la noticia no estuvo en el paso de la centenaria imagen por las calles de nuestra ciudad Patrimonio de la Humanidad, sino en las deleznables palabras del concejal Zebenzuí González, ya conocidas por todos. Confío en que conductas así tengan la contundente respuesta que requieren en lo político y lo institucional; la respuesta ciudadana ha quedado patente.

Hoy cierro la semana en Guía de Isora con los actos organizados en honor de Nuestra Señora de la Luz. Como ven, un arranque de mes donde comprobamos nuevamente el arraigo y la unidad que los canarios seguimos demostrando cuando de nuestras costumbres y tradiciones se trata.

Ojalá, y volviendo a la política, esta unidad y esfuerzo común se trasladasen a la búsqueda, financiación e inmediata adopción de soluciones para nuestro medio ambiente, y dejemos de tirarnos las microalgas y los vertidos a la cabeza.

Los canarios merecemos mucho más.