“Preso pero libre”, así se titula el libro que ha escrito el exalcalde de Chacao Leopoldo López desde la cárcel de Ramo Verde, donde lleva preso desde febrero de 2014, condenado por ejercer el derecho a la manifestación y tras un juicio marcado por irregularidades.

Lamentablemente, esta es la realidad de Venezuela, un país dividido y donde no se registra un clima de tolerancia que favorezca la activa participación e intercambio de ideas de los diversos sectores de la sociedad. Los actos en contra de periodistas y medios de comunicación en relación con su trabajo, así como la detención y privación de libertad de dirigentes políticos, hacen que este país sea un escenario donde el ejercicio de la libertad de expresión y de representación política es una quimera.

Así lo constató esta misma semana Leopoldo López Gil, padre del opositor venezolano, que presentó en el Real Casino de Santa Cruz de Tenerife la obra de su hijo, un relato que resume su lucha contra el régimen y sus ideales políticos, pero donde sobre todo mira al futuro con esperanza de cambio.

Algo a lo que nosotros nos sumamos, pues de aquella tierra prometida que con tanto cariño nos acogió, hoy vemos con tristeza cómo Venezuela se ha convertido en un país inseguro, con una tasa de 82 muertes violentas por cada cien mil habitantes. Pero no sólo hablamos de muertes, sino también de secuestros, de robos, de desabastecimiento de productos y servicios básicos, de inflación y de inseguridad.

Durante este emotivo acto, tuve la oportunidad de transmitirle a su padre, a su mujer, Lilian Tintori; a sus familiares, pero también a todos los canarios y venezolanos que nos acompañaron, que siempre estaremos de su lado, pues nadie que defienda la libertad puede ponerse de perfil ante lo que está ocurriendo en Venezuela.

Y menos nosotros. Porque sabemos los lazos históricos, culturales, políticos y económicos que nos unen a esta tierra. Pero sobre todo conocemos los lazos personales que nos unen a un país que cariñosamente llamamos y sentimos como la Octava Isla. Venezuela nos acogió, nos abrió sus puertas, cuando aquí apretaban el hambre y la pobreza. Y eso es algo que no debemos olvidar.

De ahí que tengamos esa sensibilidad y esa preocupación por lo que está pasando: porque preocuparnos por los canarios que viven allí no sólo consiste en hacer viajes cuando se acercan las elecciones, sino saber por qué nuestra gente se ve afectada por la escasez no sólo de alimentos y medicamentos, sino también de divisas, que se traduce en no cobrar sus pensiones y no contar con el dinero de sus becas.

Por eso, el Partido Popular siempre ha estado pendiente de estos temas, y así lo demuestran las numerosas iniciativas que hemos presentado en las diferentes instituciones públicas, donde hemos insistido en cambiar aquella política de halagos a Chávez por una política de firmeza en defensa de los derechos civiles de los venezolanos, entre los que se encuentran muchos españoles y canarios.

Nosotros y otras fuerzas políticas hemos estado apoyando al pueblo de Venezuela mientras otros prefieren apoyar esa dictadura. Creo sinceramente que lo está ocurriendo en ese país no puede ser una cuestión que debamos debatir por cuestiones ideológicas, pero no nos engañemos: no todos los partidos han estado con los venezolanos todo el tiempo.

Nosotros queremos para Venezuela lo mismo que hay en España hoy: libertad, democracia, alternancia y derechos humanos. Gritamos libertad frente al chavismo que encarcela opositores y mata de hambre al pueblo. Ante el sufrimiento de nuestro país hermano no puede haber medias tintas y desde luego seguiremos estando de su parte.

Somos la opción moderada y de centro en España frente a los extremistas y populistas y el mejor camino para seguir promoviendo la libertad y la democracia en Venezuela. No les quepa la menor duda. Cuentan con todo nuestro apoyo.

#LibertadYa