Pensé que los Reyes Magos le regalarían al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la cordura necesaria a la hora de elaborar los Presupuestos Generales del Estado (PGE), tal y como les había pedido. Se ve que no pudieron leer mi carta porque las cuentas que ha presentado no pueden ser más irreales e irresponsables.

Si tuviera que resumirlo en una sola frase diría que la propuesta de estos PGE son un trampolín a la crisis que la sociedad española no se merece. Duele el alma volver atrás después de todos los esfuerzos que hemos realizado para levantar cabeza.

Podrán decirme, estimados lectores, que hago estas afirmaciones debido a mi afiliación política, por eso, les voy a explicar porqué considero que estas cuentas son sólo propuestas populistas adornadas, donde han hecho un ejercicio demagógico para que las previsiones de ingresos y gastos cuadren con calzador con el único fin de apoltronarse en La Moncloa.

No es algo que sólo critiquen los adversarios políticos. La propia Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE también los han cuestionado por temas como la desviación presupuestaria o por no tener ninguna medida para reducir el déficit justo cuando han rebajado dos décimas la previsión de crecimiento de nuestro país.

También se ha pronunciado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) que desconfía de las previsiones de ingresos que realiza el Gobierno del PSOE en relación a las nuevas figuras impositivas que pretende aplicar como el alza del IRPF, la recaudación por el IVA o el Impuesto sobre Patrimonio o el de transacciones financieras.

Hablamos de 6.000 millones en impuestos y gasto público totalmente innecesario y que Pedro Sánchez ha presupuestado para pagar su campaña electoral y los favores a quiénes lo apoyaron en la moción de censura. Nadie puede dudar a estas alturas que esos votos no le salieron gratis, máxime cuando no ha cumplido su palabra de convocar elecciones.

Estos Presupuestos sólo nos pueden traer más impuestos a costa de menos crecimiento y menos empleo, poniendo en riesgo la recuperación de nuestro país, pues se castiga a las familias y también a las pymes y autónomos poniendo el diésel más caro.

Y si hablamos de castigo tengo que detenerme especialmente con lo que sucede en Canarias, pues estas cuentas no cumplen lo previsto ni en el nuevo Régimen Económico y Fiscal ni en la reciente reforma del Estatuto de Autonomía.

Hemos pasado de ser la quinta Comunidad Autónoma en inversión per cápita en el Estado a ser la décima. Es más, en estas cuentas estamos por debajo de la media nacional que se sitúa en 261 euros por cada 1.000 habitantes, y a nosotros nos corresponde un pírrico 133.

Pero hay más ejemplos del incumplimiento del Gobierno socialista con nuestra tierra. Se elimina íntegramente las partidas referentes a infraestructuras educativas y rehabilitación turística que en el de 2018 contaba con 42 y 15 millones respectivamente, y otras como la de obras hidráulicas sufre un recorte de 30 millones.

En total, y en cuento a las transferencias, las cuentas de Pedro Sánchez nos quita de golpe 300 millones que lastran nuestro desarrollo económico y que condena a Canarias a una pérdida generalizada de la calidad de vida de nuestra gente.

Desde aquí, me dirijo a esos hombres y mujeres del PSOE -que hay muchos y con gran sentido común y de responsabilidad- para que animen a Pedro Sánchez a volver a la senda de la cordura y la sensatez.

Con este desatino de cuentas urge que el presidente del Gobierno cumpla su palabra y convoque elecciones. Desde esta tribuna que me ofrece el periódico El Día los llamo al voto útil al partido que ganó las elecciones y que consiguió encauzar nuestra maltrecha economía contra todo pronóstico.

Cada día tengo más claro que el Partido Popular debe coger el timón antes de que sea demasiado tarde. Y Pablo Casado puede ser la persona que nos devuelva la credibilidad internacional que tanto nos costó recuperar.