El pasado lunes conmemorábamos el 85 aniversario del voto femenino en España. El 19 de noviembre de 1933 supuso un antes y un después en la historia de nuestro país pues ese día se hizo efectivo por primera vez el sufragio femenino, gracias al trabajo y la perseverancia de la diputada Clara Campoamor.
Hoy, por otros motivos que no son para celebrar, también es una fecha importante: el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, tal y como se aprobó por resolución de la Asamblea General de la ONU, el 17 de diciembre de 1999.
Resulta paradójico que en una misma semana tengamos dos datas tan importantes y tan contradictorias entre sí. Por un lado, un acto de lucha contra la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, y por otro, el seguir reivindicando que la manifestación más trágica de la desigualdad es la violencia machista.
Aunque nos cueste entenderlo, todavía y pese a los pasos dados por las Administraciones Públicas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el propio sistema judicial, queda mucho trabajo por hacer en este sentido, máxime si tenemos en cuenta que el pasado año, los juzgados españoles recibieron un total de 166.260 denuncias por violencia de género, la cifra más alta desde que se contabilizan los datos.
Han transcurrido más de 10 años desde que todos los grupos políticos del Congreso de los Diputados acordaron la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y la ONU elogió el marco normativo que había conseguido España en el ámbito de la igualdad.
Hace tres años, la Ley Orgánica 8/2015 de Protección de la Infancia y la Adolescencia también supuso otro avance puesto que se reformaba la anterior en varios puntos y se reconoció como víctimas directas a los hijos de las mujeres maltratadas amén de obligar a los jueces a pronunciarse sobre las medidas cautelares y civiles que afectan a estos menores.
Yo misma traje al Parlamento de Canarias una Proposición No de Ley para promover desde la Consejería de Presidencia, y junto a la FECAM, una modificación de las diferentes ordenanzas municipales con el fin de incluir en el capítulo de exenciones y bonificaciones del IBI, la basura, o la plusvalía, y también en las tasas de comedor escolar, a los hijos de víctimas de violencia de género hasta que puedan demostrar con ingresos su independencia económica.
Pese a estos ejemplos, la realidad nos abofetea y nos arroja datos tan escalofriantes como que en todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual; en la Unión Europea del 45 al 55 por ciento ha sufrido acoso sexual desde los 15 años; o que la mitad de los homicidios son a manos de sus parejas o familiares.
Más allá de las cifras, los números y las estadísticas, detrás de estos casos hay dolor, sufrimiento, silencio y, por desgracia, muertes. De ahí que siempre diga que cada víctima de violencia de género es un fracaso que nos concierne a todos.
Por eso me voy a atrever a pedirles un favor. Como cada 25 de noviembre la ONU pone en marcha la iniciativa 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, una campaña internacional que comienza hoy y finaliza el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Bajo el lema Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién nos animan a participar de este movimiento y dar voz y protagonismo a las voces de las mujeres y las niñas que han sobrevivido a la violencia, que defienden los derechos de las mujeres día tras día y que pasan a la acción, muchas de ellas sin contar con los medios de comunicación.
Pongamos nuestro grano de arena y utilicemos nuestras redes sociales durante estos 16 días para sumarnos a una comunidad de personas que están rompiendo el silencio y promoviendo el cambio.
#EscúchameTambién
#16días
#pintaelmundodenaranja
Ojalá algún día no tengamos que conmemorarlo.
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