Hoy lunes, 20 de mayo de 2019, les comunico que aparco momentáneamente la política. Considero que es momento de retomar mi faceta profesional más técnica y académica, si bien mi compromiso y mi pasión por Tenerife, Canarias y Europa y mi vocación de servicio a la sociedad siguen latiendo como el primer día.
Es una decisión muy meditada en la que he querido cumplir, ante todo, con el mandato de los ciudadanos en las elecciones del año 2015. Me han planteado muchas opciones, pero por decisión propia no participo en ninguna lista electoral en estas próximas elecciones municipales, insulares, autonómicas y europeas.
Eso sí, no me escondo al reconocer que creo firmemente en la tierra en la que nací, crecí, he formado mi familia y a la que quiero seguir entregando mi trabajo.
En la política he vivido muchos de los mejores momentos de mi vida, y me reafirmo en los valores que he defendido siempre, anteponiendo el interés de mi tierra y de su gente, dentro de un marco jurídico seguro y estable, con nuestra Constitución, nuestro Estatuto de Autonomía y la propia Unión Europea como referencias.
Durante esta legislatura vengo observando comportamientos políticos centrados, desde la cercanía y la humildad, que renuevan mi ilusión y confianza en el futuro.
Estoy a favor de lo que considero mejor para mi tierra en estos momentos. No me perdonaría que a dos personas solventes y preparadas como Carlos Alonso y Fernando Clavijo les faltase un voto para gobernar. Ellos han sabido reconducir el nacionalismo a la centralidad y a la moderación en los tiempos más difíciles para la política. Han sabido defender la unidad de España y que sea compatible con la querencia cercana a nuestra tierra. Me lo han oído decir muchas veces: Mi mejor forma de ser española y europea es siendo profunda y orgullosamente canaria.
Cada día creo más en las personas y en lo que representan, me siento plenamente identificada con la entrega, responsabilidad y compromiso de ambos líderes políticos, y creo que lo mejor para Canarias es esa moderación. Me agrada saber que compartimos objetivos medioambientales, de economía circular, con nuestros sectores productivos y con la defensa y protección de nuestros animales.
Vivimos en un territorio único en diversidad, en el que debemos aprender a reaprovechar y reutilizar nuestros recursos, como fundamento estratégico de nuestro desarrollo económico inteligente. Utilizando el dicho popular, del que tengo mi propia versión que ya le escuchaba hace años a mi abuela: “No es más rico el que más tiene, sino el que consume de forma más responsable sus recursos y sabe invertir en darles más de un uso.”
En estos años me lo han escuchado reiteradamente en el Parlamento de Canarias, y estoy convencida de que será uno de los retos de futuro: La lucha contra el cambio climático es un concepto global y abstracto que los canarios tenemos que interiorizar. Este proceso conllevará cambios en nuestro día a día, asumir nuevos hábitos sostenibles y saludables, porque nuestra tierra y nuestro planeta lo merecen y este proceso tiene que arrancar de cada uno de nosotros.
Sostenibilidad es mucho más que conducirnos hacia las energías alternativas, en las que Canarias puede ser punta de lanza. También es cerrar el ciclo del agua y recuperar la capa de materia orgánica en nuestros suelos, a partir de los desechos de nuestra agricultura y ganadería. Es elegir productos de la tierra, kilómetro cero, porque con ello estamos contribuyendo socialmente a la mejora de nuestro entorno rural.
Cerrar el círculo económico es un objetivo prioritario de nuestro Archipiélago, y me alegro de que Fernando Clavijo y Carlos Alonso estén tan comprometidos como yo en hacerlo posible.
El Derecho y la Unión Europea constituyen mi vocación profesional. Mi primera etapa se desarrolló entre nuestra Universidad de La Laguna y Bruselas, y quiero retomarla en el mismo punto para seguir contribuyendo a la estabilidad y al impulso que Canarias necesita, con el objetivo de consolidar nuestro Régimen Económico y Fiscal y las posibilidades de futuro que nos brinda nuestro Estatuto de Autonomía.
Creo en la transversalidad en política y en apostar por el entendimiento entre todos. Algo estamos haciendo mal, y tenemos que reflexionar -medios de comunicación, partidos, los propios políticos y la ciudadanía- ante los extremismos y las faltas de respeto por opinar diferente, especial y particularmente, contra los que tienen la obligación de conducir nuestro futuro.
Reivindico la humanidad dentro y fuera de la política. Somos personas, y como tales tenemos que entendernos. En mi trayectoria he ejercido responsabilidades, pero también he desempeñado mi labor de oposición con lealtad e intentando sumar, y no restar ni dividir, esfuerzos y voluntades.
Espero que las elecciones que se avecinan nos traigan menos crispación, menos rencor y menos resentimiento, porque esa energía negativa tiene mayor impacto en nuestra sociedad de lo que nos imaginamos y, sin duda, es consecuencia de la radicalidad que de vez en cuando nos sorprende.
La divisiónentre izquierda y derecha, entre buenos y malos, entre hombres y mujeres, pertenece a la política del siglo pasado, y genera unos recelos que dejan la peor huella en nuestra sociedad.
No considero que sea mejor o peor persona por militar en un partido político u otro. Me enorgullece haber intentado contagiar a las personas con las que he trabajado en estos años que a los adversarios no se les vota, pero siempre se les respeta.
En la política veo demasiada intransigencia. En los últimos tiempos estoy observando que la negociación y el posterior acuerdo parece que parten siempre de unos absolutos, de unos máximos inquebrantables que no se dan en la vida real. No hay flexibilidad y muchas veces se trata de imponer los principios de cada uno al otro, cuando los acuerdos son siempre entre personas, y eso tiene que ver con la empatía, con la generosidad y hasta con la química. Esa intolerancia, que a veces se deja sentir en público, es solo un reflejo de lo que estamos proyectando a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
Precisamente por ese llamamiento que hago a la humanidad y a la educación, no entiendo que personas que no van insultando o escupiendo por la calle, sí lo hagan a través de las redes sociales y no pase nada. O por qué la política genera enfados en un grupo de whatsapp. Todo esto lo digo porque en este tiempo he sido objeto de acoso en redes sociales por expresar libremente mis ideas. Tienen que imponerse las buenas prácticas y esa educación de la que hablábamos, enterrando las malas mañas y la propagación de noticias falsas con el ánimo de sacar rédito a costa del adversario.
Hablábamos de que estas no son unas elecciones cualquiera. Para mí, en lo personal, es la primera vez que no las afronto desde dentro de una organización política. Eso sí, me siento plenamente implicada con el fomento de la participación en los asuntos públicos, puesto que decidir quién va a ser tu alcalde, el presidente de tu Cabildo, del Gobierno o representarnos en el Parlamento Europeo, no es una cuestión menor y toda información es poca.
Lo digo porque los canarios nos vamos a encontrar el próximo domingo con cinco urnas por primera vez en nuestro colegio electoral, y me consta que muchas personas no lo saben y, como decía, sí les interesa saber.
En la próxima legislatura habrá que arreglar la situación anómala que supone votar dos veces para una misma Institución, el Parlamento de Canarias, porque la solución es ciertamente mejorable. Los ciudadanos nos pedían mayor proporcionalidad y representación, y no aumentar el número de diputados. No obstante, lo que ahora toca es sumar papeletas: La abstención en la urna autonómica sería regalar votos a quien no quieres que salga.
Estos meses he dedicado muchas horas a recordar a la ciudadanía lo importante que es fortalecer la Unión Europea ante la globalización, ante los enfrentamientos de intereses en el mundo y ante los desafíos de continentes cercanos que necesitan de nuestra ayuda para alcanzar un futuro más equilibrado.
Europa es nuestra identidad en ese proceso de globalización, nos fortalece. Entre otras muchas cuestiones, dentro del próximo marco presupuestario, en Canarias nos jugamos financiación para educación superior y empleo, nuestra sostenibilidad y el reaprovechamiento inteligente de nuestros recursos, un modelo que tendríamos que saber exportar a África.
En mi etapa en la Consejería de Agricultura me marcaron personas como Alonso Arroyo, a quien agradezco sus enseñanzas, el recordado Pedro Molina, Juan Capote, Marichu Fresno… En mi propia familia tengo el ejemplo, pues mi padre me inspiró siempre a trabajar en la autosuficiencia y la soberanía alimentaria: Que las islas sean nuestra propia despensa. Muchas de nuestras explotaciones agropecuarias y nuestra pesca artesanal son un verdadero legado de futuro, que además hacen un gran esfuerzo para su modernización. Se me parte el alma cuando veo tantas tierras por cultivar, invernaderos abandonados… Nuestro reto de presente y futuro sigue siendo conectar turismo y agricultura, la mejor forma de luchar contra el cambio climático e invertir en salud.
Del Parlamento de Canarias que dejo, me queda el privilegio de ser la primera mujer en presidir los debates en Pleno durante la VII Legislatura, pero también el haber trabajado, orgullosa, junto a la primera mujer que lo preside oficialmente, Carolina Darias. Tanto con ella como con David de la Hoz hemos compartido conciencia ambiental e igualitaria, y hemos procurado inspirar desde la Mesa del Parlamento la Estrategia Canaria para un Desarrollo Sostenible, que ha sido premiada en la Unión Europea y que quedará como una aportación para generaciones venideras, un rumbo sostenible e integrador que debemos mantener.
Como hablaba de transversalidad, no puedo dejar de nombrar a personas que me marcaron profundamente en aquella VII Legislatura en la que accedí por vez primera a la Vicepresidencia de la cámara, y poner en valor a dos grandes demócratas y trabajadores por Canarias, como fueron Antonio Castro Cordobez y Juan Carlos Alemán, a quien lamentablemente perdimos de forma prematura. Ambos han marcado mi personalidad política.
Asimismo, entiendo que personas como José Miguel Bravo de Laguna y Nardy Barrios hayan aceptado la oportunidad de seguir poniendo su amplia experiencia y trayectoria al servicio de Gran Canaria y de toda Canarias para reforzar nuestro equilibro autonómico. Somos ocho islas y todas necesitan compaginar y acertar con liderazgos municipales, insulares y autonómicos desde el respeto, la competitividad y la eficacia.
En lo académico y profesional, pasos a los que encamino mi vida en el futuro más próximo, tengo que recordar a personas como Benito Reverón Palenzuela, Tomás López Fragoso, Francisco Aznar Vallejo y Fernando Fernández Martín. Cada uno de ellos en su área han sido decisivos para la formación de mi vocación jurídica, universitaria y profundamente europea, comprometida con la democracia.
Creo en la transversalidad pero también en la moderación y en la política de la normalidad y la libertad. En mi entorno siempre habrá personas de toda índole, mujeres y hombres, de toda orientación sexual, con pensamientos y opciones vitales distantes entre sí. En este tiempo dedicada a la política, precisamente, he sido madre, y más que nunca entiendo la importancia de combatir el machismo, no a los hombres, y de trabajar por la conciliación, nunca desde un sectarismo que jamás he practicado.
Porque si hay algo que defiendo, precisamente es la diversidad que enriquece una sociedad emprendedora como la canaria, que aspire a las más altas cotas de excelencia en todos los campos, abierta al mundo y cosmopolita.
Esa Canarias de la que hablo nos necesita a todos. La lucha frente a los techos de cristal, la brecha salarial, la integración, los pozos de exclusión social… Son retos de futuro con los que siempre estaré comprometida, pero quiero ser realista: No son tarea de una sola generación y necesitan constancia, confianza y credibilidad.
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